13 diciembre 2003

°Joder! Llevo tres dÌas prometiÈndome a mÌ mismo que me levantarÈ para ir a la playa. Estoy en una isla paradisÌaca y la ˙nica arena que he visto ha sido la que se percibÌa desde la ventanilla del aviÛn al aterrizar en Denpasar. La verdad sea dicha, hoy he mejorado, he puesto el despertador a las 13,30 y he logrado ponerme en pie a las 16,00. Por lo menos he tomado el sol en la piscina.del hotel, y digo tomando el sol porque ˙ltimamente, cuando vuelvo del Bounty Ship, sobre las 5,30, me da por darme un largo baÒo en la piscina (la tengo a 10 metros de la habitaciÛn), y para echarle morbo al asunto, lo hago desnudo, que en EspaÒa serÌa una gracieta, pero aquÌ es una ofensa y un delito seriamente penado, no en vano son musulmanes (tambiÈn hay hind˙es en la isla). La cuestiÛn es que no me ve nadie, y si me ve se calla y mira. Me voy a mi habitaciÛn y duermo de lo lindo, no sÈ si por el cansancio, las benzos, o los tropecientos cincuenta y medio whiskies que me tomo, el resultado es que no hay forma de levantarse, me cuesta Dios y ayuda, y para colmo despuÈs de estar ìactivoî poco m·s de cuatro horas, me echo una siesta para estar descansado. °Lo mÌo no tiene perdÛn de Dios!

Hablemos de Bali. La gente es extremadamente amable, tan amable, que hace sospechar. Cierto es que en octubre del pasado aÒo sufrieron un terrible acto terrorista que dejo la isla sin ning˙n turista (tal vez alg˙n despistado o inconsciente como yo) durante una larga temporada. Tras el ataque, tal vez la consigna fue: ìlos turistas tienen que volver como sea y debemos tratarles como suma amabilidadî. Como siempre he defendido, el hombre es malo por naturaleza, y estas muestras de amabilidad exacerbadas me parecen falsas. Me puedo equivocar. M·s sinceros me parecen los camareros del Paddyís y del Bounty Ship, no sonrÌen, te toman la comanda, te sirven, te cobran, y adiÛs, eso sÌ, si por casualidad dejas caer un billete en sus manos a modo de propina, su sonrisa aparece en su rostro cual flor abriendo sus pÈtalos al amanecer. °Interesados de m.....! Otro elemento muy caracterÌstico de dichos camareros es la PARSIMONIA, sÌ tengo que escribirlo en may˙sculas, porque su parsimonia es may˙scula. Pueden morir de cualquier cosa, pero de estrÈs seguro que no. Afortunadamente forman legiÛn, lo que suple, en cierto modo, la lentitud de servicio. Ayer tuve una idea ìmalavadaî, de las que se tienen cuando el alcohol le habla de t˙ a t˙ a la sangre. EsperÈ con paciencia a que el seÒor fuera poniÈndome la copa, ingrediente por ingrediente, calculÈ ìgrosso modoî el tiempo que tardaba. Tras servirme la ansiada copa, me mostrÛ la factura con el total. S˙bitamente se cambiaron los papeles. MirÈ la factura, hice que me la acercara alegando miopÌa y sordera. SonreÌ, le dije: ìoh, yes, yes, I see, wait a momentî. Con tranquilidad saquÈ un manojo de billetes, aquÌ todo son billetes, de todos los colores y con ceros, muchos ceros. Al extranjero le cuesta hacer la equivalencia, pero para nosotros es f·cil: 1 Euro=10.000 Rupias. Es decir una copa suele costar entre 20.000 y 35.000 Rupias. Se puede pagar con un billete de 50 o 100 mil y punto. Pero no, el momento requerÌa que yo me pusiera a contar, tenÌa que esperar el mismo tiempo que habÌa esperado yo mientras lo observaba cÛmo servÌa una copa a c·mara lenta. Finalmente reunÌ las 25 mil rupias, pero no se las di apresuradamente, no. Se las fui acercando poco a poco a su mano, que ya m·s parecÌa la de un pedig¸eÒo por el tiempo que llevaba extendida. Todo lo hice con una amplia sonrisa de oreja a oreja, para que no sospechara en ning˙n momento que mis actos eran fruto de la maldad, era preferible que pensara que todo era fruto del alcohol y el calor tropical reinante. Ahora, cuando le doy el tercer sorbo a una copa, ya voy pidiendo la segunda.